Carlos Tejo comienza su trayectoria artística en el año 1991, coincidiendo con su licenciatura en Bellas Artes por la Facultad Politécnica de Valencia. Cuatro años más tarde recibe su primera beca importante y decide trasladarse a La Habana donde consigue permanecer casi un año. La experiencia en Cuba transforma su práctica artística pasando de un hacer relacionado con la pintura abstracta a un interés mucho más narrativo y cercano a la figuración. El cuerpo y la intimidad se convierten en aspectos centrales de su discurso combinando la pintura con un interés creciente por la fotografía. En este tránsito, lo procesual tuvo un protagonismo cardinal frente a la resolución formal del objeto como producto final. Temáticas como el tiempo, lo efímero y otras cuestiones de índole más político y social comienzan a aparecer de modo recurrente. A finales de 1997, su trabajo se centra en el medio fotográfico y el video entendidos como herramientas de proyectos abiertos. En los años siguientes es beneficiario de becas y ayudas que le llevan a residir en ciudades como São Paulo, Varsovia, París o Colonia. Entre 2000 y 2002 vive a caballo entre EE.UU. y España. Será en la ciudad de Seattle donde tiene la oportunidad de ampliar sus conocimientos en el campo fotográfico y donde comienza a manifestar un marcado interés por lo performativo. Su práctica artística a partir de 2006 está centrada en la performance donde -sin abandonar medios como la fotografía o el video- permanece en la actualidad.